Las teorías sobre la relación entre ambos artistas son muchas, pero
las pruebas documentales son inexistentes. Hay quien asegura que
Velázquez alojó en su mansión madrileña al joven Murillo nada menos que
durante tres años. Otros, que pudieron tener algún encuentro esporádico.
Gabriele Finaldi es escéptico. Mantiene que lo único seguro es que
Murillo conoció las pinturas que Velázquez pintó en Sevilla y que pudo
tener noticias de otras realizadas con posterioridad: “Sería raro que un
pintor que triunfa en la Corte haga hueco a otro más joven, por más que
los dos hubieran nacido en la misma ciudad. No es una tendencia humana
ni entre artistas ni entre otros oficios. No hay que descartar ninguna
teoría, pero si nos atenemos a pruebas científicas el encuentro no se
produjo nunca. Ni amigos, ni enemigos”.
Los dos pintores universales nacieron en Sevilla con menos de una generación de diferencia. DIEGO VELÁZQUEZ en 1599 y BARTOLOMÉ ESTEBAN MURILLO en 1617. Velazquez abandonó
Sevilla joven, con solo 24 años, para instalarse en Madrid y
protagonizar una carrera deslumbrante al servicio de Felipe IV. Viajó a
Italia dos veces y se centró en retratos de la corte y obra mitología. Murillo, en cambio, desarrolló toda su prolífica carrera en SEVILLA centrado en temas religiosos por encargo. Curiosamente la obra de ambos
tiene un aire de familia.
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